Mundial Superbike: los circuitos más exigentes para frenos

18/02/2019

 Brembo nos habla de las diferentes exigencias que presentan los circuitos del Mundial de Superbike en cuanto a los frenos

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​¿Quién dijo que todos los circuitos del Mundial Superbike son iguales? Lo que no cambia es la longitud de las carreras, que el reglamento establece en entre 85 km y 110 km. Por lo demás cada circuito tiene sus peculiaridades: número de curvas, pendiente media y máxima, longitud de las rectas, ondulaciones y tipo de asfalto utilizado.​

Por si fuera poco, otras variables repercuten en el rendimiento de los pilotos y de las motos: la temperatura del aire y del asfalto, las condiciones meteorológicas, hasta el horario en que se disputan las carreras. Todo esto influye también en el funcionamiento del sistema de frenos: en algunos circuitos los frenos están sujetos a mayores esfuerzos mientras que en otros se utilizan más tranquilamente.​

Determinar qué circuito pertenece a una categoría u otra no es nada fácil: pensar que se pueda hacer basándose exclusivamente en la velocidad lleva a cometer grandes errores. ​


 

 

 

En 2018 la vuelta más rápida de la Carrera 1 de Phillip Island era casi idéntica a la media de Buriram: 175,90 km/h en Australia, 175,10 km/h en Tailandia. Pero el primer circuito esfuerza muy poco los frenos, mientras que en el otro el sistema de frenos se esfuerza muchísimo.​​


Tampoco nos podemos basar en el número de frenadas efectuadas en cada circuito para determinar cuánto se esfuerza el sistema de frenos. Por ejemplo, en Losail los pilotos de Superbike utilizan los frenos 13 veces en las 16 curvas de la pista, mientras que en Donington utilizan los frenos 7 veces en cada vuelta. Pero contrariamente a las fáciles previsiones, el circuito británico esfuerza los frenos mucho más que la pista del Catar. ​


En cambio, Assen y Aragón se distinguen por tener 10 frenadas por vuelta, pero el primer circuito es Easy para los frenos y el segundo está en el otro extremo de la escala de evaluación. Uno de los motivos estriba en la intensidad de las frenadas: en Holanda hay una sola apurada de frenada larga, por lo menos 4 segundos, frente a las tres con dicha duración del circuito ibérico. ​​


Como es evidente, las fuerzas activadas en una apurada de frenada a 300 km/h no son las mismas que en una frenada a 200 km/h. A pesar de no contar con circuitos como el de Mugello y el de Barcelona, donde las MotoGP superan los 345 km/h, el Mundial Superbike cuenta con varios trazados donde se superan los 300 km/h. ​

Pero si en un circuito hay solo una frenada a altísima velocidad y las demás son más tranquilas el sistema de frenos se esfuerza mucho menos que en un circuito con muchas apuradas de frenadas a alta velocidad. Una vez más, la mejor demostración la proporciona Phillip Island: la frenada en la curva número 1 después de la salida se afronta a 312 km/h, de récord para el Mundial Superbike. Pero también es la única frenada de toda la pista que se afronta a por lo menos 230 km/h. ​​

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​En cambio, en Imola la frenada donde las motos llegan más lanzadas es aquella de la Variante del Tamburello, con sus 289 km/h. A esta se añaden otras 5 con frenadas a más de 235 km/h. Esto explica por qué el circuito dedicado a Enzo Ferrari y a su hijo Dino rebasa, en cuanto a dificultad, casi todas las demás pistas del Mundial Superbike. ​

Además, en igualdad de velocidad, una cosa es frenar en pocas decenas de metros y otro tema es hacerlo en distancias mucho más largas. En la curva 9 de Donington y en la 6 de Assen, las Superbike empiezan a frenar más o menos a la misma velocidad: 273-282 km/h. Solo que, en el primer caso, la distancia de frenada es 209 metros y en el segundo 95 metros. Por consiguiente, los sistemas de frenos alcanzan temperaturas muy diferentes.​ ​

Por otra parte, las frenadas igual de largas también pueden esforzar de manera diferente el sistema de frenos si la fuerza aplicada sobre la palanca es diferente: en la curva 8 de Assen y en la curva 6 de Imola las Superbike frenan a lo largo de 111 metros, pero, en el primer caso, la presión del sistema de frenos alcanza los 8,4 bar y en el segundo 10,6 bar.​ ​

Los técnicos Brembo tienen en cuenta todas estas variables y otras más, que son más difíciles de cuantificar, para clasificar el esfuerzo a que están sujetos los sistemas de frenos en los 13 circuitos del Mundial Superbike 2019. Para esta ocasión se utiliza una escala que va de 1 a 5: el valor más bajo, atribuido a Phillip Island y Assen, corresponde a un escaso esfuerzo de los frenos. El esfuerzo es destacado en Buriram​, Imola y Donington, que por este motivo se apuntan el mayor valor.​

 

 

LA COMPARACIÓN CON MOTOGP​

Superbike y MotoGP son dos universos aparentemente muy diferentes por tipo de materiales utilizados y por diferencia de peso: 157 kg para los prototipos de la clase reina (si hubiera motos con motores de hasta 800 cc solo podrían pesar 150 kg), 168 kg en el caso de las derivadas de serie.​ ​


A pesar de estas diferencias, los tiempos de vuelta no son tan diferentes y el margen sigue menguando: en Assen, el mejor tiempo logrado nunca por una MotoGP (1’32’’627 de Valentino Rossi) está por debajo de 9 décimas de la mejor prestación de una Superbike (1’33’’505 de Jonathan Rea). En Jerez, la ventaja del MotoGP es de 1 segundo y 3 décimas, en Phillip Island de 1 segundo y 7 décimas y en Misano de 2 segundos.​


El mayor número de caballos de la MotoGP le permite acelerar más rápidamente y, por lo tanto, llegar a la curva siguiente a mayor velocidad: en la curva 7 de Losail los pilotos de MotoGP aprietan los frenos a 218 km/h, es decir, a 21​ km/h más que los de Superbike (197 km/h). Esto explica los 18 metros más de distancia de frenada (157 metros frente a los 139 metros) de las MotoGP.​ ​


Además, no poder utilizar frenos de carbono penaliza a la Superbike en cuanto a los tiempos de frenada: en la primera curva de Misano las MotoGP llegan a mayor velocidad (271 km/h frente a 256 km/h) y después de utilizar los frenos entran en la curva más o menos a la misma velocidad que (110-115 km/h) las Superbike. No obstante la mayor velocidad, las MotoGP accionan los frenos durante 3,9 segundos, es decir unas décimas menos que las Superbike. ​​

          

 
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