Las prestaciones de las mezclas, que son muy diferentes entre sí, se pueden describir mediante dos parámetros principales: la eficiencia y el desgaste.
Eficiencia (es decir, cuánto frena la pastilla): se expresa mediante el coeficiente medio de fricción y la estabilidad de la fricción ante las principales magnitudes que caracterizan la frenada (velocidad, desaceleración, temperatura). Se mide realizando ensayos específicos en el banco de pruebas y en los vehículos.
Desgaste: se expresa como la cantidad de material de fricción consumido (en mm de espesor o en volumen) en relación con el número de frenadas realizadas (en el banco) o el número de kilómetros recorridos (vehículo). La eficiencia y el desgaste suelen estar relacionados: cuánto más eficiente es una mezcla, más rápidamente se desgasta.
El otro aspecto a tener en cuenta son las variaciones del coeficiente de fricción en función de la temperatura de funcionamiento. De hecho, no todas las mezclas tienen la misma eficacia a cualquier temperatura. Por ejemplo, las mezclas para circuito tienen un coeficiente de fricción en caliente muy alto, pero, hasta que no alcanzan determinadas temperaturas (350 – 450°C), no podemos hablar de condiciones normales de funcionamiento.
Con las mezclas para carretera ocurre todo lo contrario, ya que están diseñadas para garantizar las mejores prestaciones a temperaturas medias/bajas: más concretamente, en torno a los 300°C.
Por lo tanto, si utilizamos estas pinzas en el circuito y las sometemos a una solicitación excesiva, se verán afectadas por el efecto “fading”, es decir, sufrirán una degradación de su coeficiente de fricción: De hecho, a partir de una cierta temperatura, tenderán a perder eficiencia.
Por el contrario, si se utilizan mezclas Racing en carretera (lo que significa que los discos están fríos), el grip no será tan bueno y podría aumentar la distancia de frenado. Las mezclas intermedias son, obviamente, un punto de equilibrio entre estas dos situaciones que acabamos de describir: ofrecerán buenas prestaciones en cualquier condición de uso, pero nunca serán las mejores en ninguno de los dos extremos del rango de temperaturas de funcionamiento.
Por consiguiente, antes de elegir la pastilla adecuada debes tener muy claro el uso que le das a la moto y preguntarte qué deseas obtener de tus nuevas pastillas de freno.
Brembo ha dividido su gama de pastillas en cinco macrocategorías, dependiendo del uso previsto y del tipo de vehículo que vayan a equipar: desde el Racing (uso en circuito), hasta el Road (uso diario en carretera), pasando por el Off-Road (reservado a quienes practican el offroad), el Scooter (no requiere mayores explicaciones) o las Genuine (pastillas fabricadas con el material elegido por el fabricante de la moto y expresamente desarrolladas para ese vehículo en cuestión).
Cada categoría ofrece de dos a cuatro alternativas según los procesos de mecanizado a los que se someten los varios modelos y el material de fricción empleado: la principal dicotomía está entre pastillas sinterizadas y orgánicas.
GLI SCOOTER
Las pastillas Brembo para scooters (de 2 y 3 ruedas) garantizan un gran kilometraje y estabilidad en cualquier condición de uso. Están expresamente estudiadas para este tipo de vehículos, el uso en ciudad y su frenada característica, que es diferente a la de una moto.