Una semana después de la Formula 1, el MotoGP también llega a Japón para disputar la 16° prueba del Mundial, prevista del 18 al 20 de octubre en el Twin Ring Motegi. Este circuito fue construido por Honda en 1997 y está situado en las colinas que rodean la ciudad de Motegi, en la isla de Honshū, la más grande del país.
El nombre Twin Ring deriva de unir la palabra inglesa Twin con la alemana Ring, y sirve para indicar que en esta área hay dos circuitos: uno oval y un circuito de carretera que se cruzan en las curvas 5-6 y 11-12.
Naturalmente, las MotoGP utilizan el circuito de carretera que se caracteriza por pocas curvas veloces y muchísimas lentas, intercaladas por rectas de longitud media: las motos afrontan 7 curvas a menos de 100 km/h.
Precisamente, la abundancia de curvas de segunda marcha hace que sea —desde que se estrenó con el Mundial en 1999— uno de los circuitos más duros para los frenos debido a la dificultad para refrigerar los discos entre una apurada de frenada y otra.
Además, el asfalto en perfectas condiciones ofrece un grip que mejora el par de frenado que se descarga a tierra y, por consiguiente, aumenta las solicitaciones a las que se someten los frenos. Por eso, el reglamento de la FIM impone el uso de discos de 340 mm.
Hace dos años, a pesar de que caía la lluvia durante toda la carrera, los primeros 9 y 13 de los primeros 15 utilizaron discos de carbono. Mérito también de los técnicos de Brembo que los ayudaron en la pista, explicándoles los métodos para el uso correcto del carbono en la lluvia.
Según los técnicos Brembo, que asisten a todos los pilotos de MotoGP 2019, el circuito Twin Ring Motegi pertenece a la categoría de los circuitos altamente difíciles para los frenos. En una escala de 1 a 5 se le ha atribuido un índice de dificultad 5, igual al de Sepang y al de dos circuitos europeos.