Los frenos Brembo siempre han sido protagonistas en el Mundial de Superbike ya desde las primeras carreras celebradas en 1988. En aquella época, se montaron en la Ducati 851, la Bimota YB4, la Yamaha FZR750 y, también, en la RCM Honda RC30, con la que Fred Merkel se proclamó campeón del mundo de esta categoría.
Los discos de freno eran de hierro fundido de 5 mm de espesor, las pinzas de 2 piezas, las bombas de freno axiales y las pastillas orgánicas. Obviamente, todas estas soluciones estaban en consonancia con la filosofía de la época de las derivadas de serie.
En aquella época, las motos deportivas de carretera eran mucho menos sofisticadas que las actuales, tanto en lo que respecta a las prestaciones, es decir, la aceleración y la velocidad máxima, como a la parte ciclo, incluido el sistema de frenos, por no hablar de la electrónica, que aún estaba por llegar.
En general, los primeros campeonatos fueron bastante libres, desde la organización de los equipos hasta la preparación de los pilotos, o incluso el reglamento. Por ejemplo, por aquel entonces nadie podía imaginarse que habría un coche en la pista, delante de las motos en la vuelta de calentamiento.