El GP Hungría de Fórmula 1 2019 según Brembo

29/07/2019

 Analizamos el esfuerzo de los sistemas de freno de los monoplazas de Fórmula 1 en el Hungaroring

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La Fórmula 1 regresa a Hungaroring (Hungría), que será el escenario, del 2 al 4 de agosto, de la 11ª cita del Mundial de 2019. La pista húngara fue una de las grandes intuiciones de Bernie Ecclestone (a quien está dedicado el Premio que otorga Brembo desde 2011), quien quiso llevar la Fórmula 1 a los países de este de Europa.​


 

El circuito húngaro se inauguró el 24 de marzo de 1986 y, cinco meses más tarde, albergó el primer GP de Fórmula 1. ​

Con respecto a la versión original se eliminó una chicana y se modificó el diseño de la curva 12. ​

El récord de la pista, logrado en 2017, pertenece a Sebastian Vettel (Red Bull), el único que ha conseguido realizar una vuelta a una media de casi 207 km/h. ​

Una media baja con respecto a los demás circuitos (exceptuando Mónaco), que refleja la extremada sinuosidad de la pista y la necesidad de utilizar una alta carga aerodinámica. ​

La principal excepción es la primera curva después de la meta, que está precedida por una recta de 790 metros. ​

Según los técnicos de Brembo, que clasifican las 21 pistas del Mundial utilizando una escala de 1 a 10, el Hungaroring cabe en la categoría de los circuitos medianamente arduos para los frenos. ​

En una escala de 1 a 5, la pista húngara está clasificada con un índice de dificultad 3, igual que Mónaco, Barcelona y Spielberg. ​

 

 
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La labor de los frenos durante el GP

Al igual que en Baku, los frenos se utilizan 11 veces por vuelta, pero el circuito de Azerbaiyán mide 1,6 km más. En Hungaroring, solo 3 frenadas duran 2 segundos y todas están concentradas en la parte del circuito que se ve desde la tribuna principal.

En cada vuelta, los frenos se utilizan durante 17 segundos y medio, que equivalen al 23 por ciento de la duración de la carrera. ​

El GP de Mónaco y el GP de Singapore son únicos con valor más altos, respectivamente el 27 por ciento y el 25 por ciento. La desaceleración media por vuelta es 3,1 g, el mismo valor que Le Castellet.​

La presencia de tantas curvas hace que la energía disipada en frenada por cada coche durante todo el GP sea muy alta: 239 kWh, casi el doble que Suzuka. ​

Desde la línea de salida hasta la meta, cada piloto ejerce una carga total en el pedal de 55 toneladas y media, entre los valores más altos de todo el Mundial 2019. Un esfuerzo importante para los pilotos que se suma a las altas temperaturas ambientales de la época. ​


 

Las frenadas más difíciles

De las 11 frenadas de Hungaroring, 3 están clasificadas como difíciles para los frenos, mientras que 1 es de dificultad media y 7 son ligeras. La más dura para el sistema de frenos es la primera curva después de la meta: los monoplazas llegan a 335 km/h y, en tan solo 134 metros, reducen la velocidad a 107 km/h.​

Los pilotos aplican una fuerza de 179 kg en el pedal del freno durante 2,57 segundos y sufren una desaceleración de 5,4 g. La frenada de la curva 12 también es complicada: la velocidad de los coches pasa de 294 km/h a 123 km/h en solo 1,97segundos y 102 metros. ​

Los pilotos están sujetos a esfuerzos destacables: 4,5 g de desaceleración y 115 kg de carga en el pedal del freno. ​

Sin embargo, en las curvas 8, 9 y 11 el freno sirve para perder de 40 km/h a 45 km/h reduciendo una marcha: para cada una de estas frenadas bastan de 46 a 55 metros, a pesar de que la fuerza que se ejerce en el pedal es insignificante (está comprendida entre 15 kg y 20 kg). ​


 

Resultados de Brembo

Los monoplazas con frenos Brembo han ganado 16 ediciones del GP de Hungría, incluyendo las 2 célebres ediciones con las mejores remontadas de Hungaroring: en 1989, Nigel Mansell triunfó con Ferrari saliendo en 12ª posición y, en 2006, Jenson Button se impuso con Honda a pesar de su 14ª posición en la parrilla de salida. ​

Con los frenos Brembo todo es posible, incluso en el tobogán de Hungaroring.