El GP de San Marino de 2015 puso en tela de juicio las creencias existentes: la carrera comenzó en seco, pero a las pocas curvas empezó a llover, y cada vez más fuerte. Todos los pilotos de MotoGP entraron en boxes para el cambio de moto (con sus correspondientes frenos para lluvia), excepto Bradley Smith (Yamaha Tech 3).
A pesar de la bajada de la temperatura ambiental, sus discos de carbono no acusaron ninguna señal de deterioro y el británico terminó la carrera en segunda posición.
Desde entonces, Brembo ha intensificado los tests de los discos de carbono bajo la lluvia, pero dejando plena libertad de elección a los pilotos de MotoGP en cuanto a su uso.
Hasta que en el GP de Malasia de 2016, algunos pidieron probarlos para evitar el problema de inestabilidad del tiempo y de lluvia intermitente.
Al entrar en pista el viernes con los neumáticos de lluvia y los discos de acero, algunos pilotos empezaron a quejarse de las bajas prestaciones.
Marc Márquez quiso probar los discos Brembo de 320 mm de gama baja de carbono (protegidos con las tapas para mantener la temperatura) y se dio cuenta rápidamente de sus ventajas. Dos días después, la carrera se anuló por una fuerte tormenta y, a pesar de que la pista estaba inundada, el piloto español optó por los discos de carbono Brembo.
A la llegada, los técnicos Brembo analizaron los discos, la telemetría y escucharon los comentarios del piloto, que no había tenido ningún problema.