Afronta cada frenada con confianza gracias a nuestros líquidos de frenos: fiabilidad, rendimiento y máximo control en cualquier situación.

Seleccionamos cuidadosamente la mejor formulación para garantizar la plena eficiencia de frenado de tu sistema de frenos, para ofrecer una resistencia superior contra el fenómeno de bloqueo por vapor y asegurar una eficiencia de frenado absoluta incluso a bajas temperaturas.


Gracias a sus características químicas y físicas, nuestros líquidos de frenos proporcionan una mejor protección contra la corrosión de los componentes del circuito de frenos, sin alterar su integridad.

Descubre nuestras soluciones

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EVO 500++
LA ELECCIÓN FIABLE PARA TU MOTO

El líquido DOT 4 es ideal en todas las condiciones, siendo adecuado para el uso intermedio no profesional en la pista.

EVO 500++ garantiza un rendimiento de frenado constante sin los frecuentes intervalos de inspección de un líquido de frenos de competición total.

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LCF 600 PLUS
TU ALIADO PARA UN RENDIMIENTO EXTREMO

Derivado del mundo de las carreras, presenta un bajo factor de compresibilidad a altas temperaturas para satisfacer las exigencias de las competiciones más extremas, ofreciendo un alto rendimiento en las condiciones de pista más difíciles con un punto de ebullición de 312 °C.

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Las respuestas a tus preguntas

¿Con qué frecuencia hay que cambiar el líquido de frenos?

Para uso por carretera, se recomienda cambiar tu líquido de frenos cada 1-2 años, normalmente, como una parte del programa de mantenimiento.

Para uso en pista, donde el rendimiento de frenado es crítico, sería preferible cambiar el líquido con más frecuencia: una vez al año o incluso más a menudo, si pasas numerosos días en la pista.

Aunque algunos sugieren cambiarlo más a menudo debido a los niveles de calor más elevados en la pista, el uso de líquidos de la máxima calidad, como los de Brembo, debería evitar las caídas de rendimiento causadas por el sobrecalentamiento.

¿Por qué hay que cambiar el líquido de frenos?

La mayoría de los líquidos de frenos a base de glicol, utilizados habitualmente en automóviles y motos, son higroscópicos, es decir, absorben activamente la humedad del ambiente, lo que repercute en el rendimiento del propio líquido.

Con el tiempo, el agua absorbida se acumula y altera el rendimiento del líquido. Aunque el propio líquido de frenos es incompresible, el agua del sistema puede vaporizarse a altas temperaturas, y crear vapor compresible. Esto reduce la capacidad del líquido para convertir la fuerza en presión de frenado.

Caída del punto de ebullición: Los líquidos de frenos están diseñados con puntos de ebullición elevados para soportar el calor, pero la humedad reduce considerablemente este umbral. Por ejemplo, el líquido de frenos DOT 4 presenta un punto de ebullición de ~230°C. Con solo un pequeño porcentaje de agua, este punto puede descender hasta 80 °C, lo que puede provocar el fading o el fallo de los frenos.

La sustitución periódica del líquido de frenos evita la acumulación de humedad, en aras de un rendimiento y una seguridad constantes.