Algunos decían que los stoppies eran peligrosos, tanto para el piloto como para los frenos. Toprak Razgatlioglu ha demostrado la falacia de esta teoría.

Si Toprak Razgatlioglu no existiera, habría que inventarlo. El piloto turco ofrece un espectáculo en la pista, durante las carreras, pero también cuando tiene que parar, ya sea al volver a boxes o al dirigirse al parque cerrado tras una de sus increíbles hazañas.

Se dio a conocer participando en la Red Bull MotoGP Rookies Cup durante el periodo 2013-2014. En 2015, dominó el Campeonato Europeo de Superstock 600, con 5 victorias y 2 terceros puestos en las 7 carreras que disputó. Tras alejarse de la categoría de 600cc, se pasó a las máquinas de 1000cc, empezando en Superstock, donde compitió hasta finales de 2017.

En 2018, entró en el Campeonato del Mundo de Superbike con el equipo Puccetti, y en menos de dos años, consiguió sus dos primeras victorias (Carrera 1 y Carrera Superpole en Francia) pilotando una Kawasaki. Sus actuaciones llamaron la atención del equipo oficial Yamaha, que le fichó en 2020.

Su primera temporada con Yamaha le sirvió para familiarizarse con la R1, aunque consiguió ganar 3 carreras y terminó el año en quinta posición. Después de comprender los límites de la moto, en 2021, el piloto de Pata Yamaha con Brixx WorldSBK despegó: 13 victorias, 9 segundos puestos y 7 terceros puestos en 37 carreras, que interrumpieron el reinado de Jonathan Rea de seis títulos mundiales consecutivos.

Estos resultados despertaron el interés de algunos equipos de MotoGP, especialmente tras la marcha de Maverick Viñales de Yamaha, que provocó un efecto dominó. Algunos especularon con que Razgatlioglu se pasaría a MotoGP, pero esos rumores se acallaron cuando el equipo oficial Yamaha de Superbikes le ofreció una ampliación de contrato de dos años.

En las dos últimas temporadas con el R1, a pesar de no ganar el título, Toprak consiguió 21 victorias y 62 podios en 72 carreras, terminando ambas temporadas en segunda posición. Estos increíbles resultados convencieron a la cúpula de BMW para ofrecerle un suculento contrato con el fin de devolver al fabricante alemán a lo más alto, una posición que había perdido durante algún tiempo.

Muchos especularon con que el piloto turco ganaría mucho dinero, amortiguando así la decepción de no haber conseguido mejores resultados. En cambio, gracias a su innegable talento, sólo tardó cuatro carreras en lograr su primera victoria, poniendo fin a la sequía de 902 días de BMW.

Esa victoria no fue una casualidad, ya que le siguió otra en la siguiente carrera. En la segunda carrera, en Assen, inició una racha de 13 victorias consecutivas, asegurándose prácticamente el título mundial de 2024, antes de ganar en Jerez, a pesar de perderse 6 carreras por lesión.

Desde sus inicios en Superbike, Toprak ha celebrado sus hazañas con un stoppie, una especie de caballito invertido. A diferencia de un wheelie tradicional, en el que se levanta la rueda trasera, en un stoppie es la rueda delantera la que se despega del suelo, algo relativamente más fácil cuando se pilotan motos de carreras con componentes ligeros.

Su control de la moto es sin duda excepcional, como demuestran las numerosas paradas en las que consigue hacer girar la moto 90 grados sobre su rueda delantera. Normalmente, el proceso consiste en entrar en boxes a 80 km/h en segunda velocidad y aplicar entre 12 y 14 bares de presión en el freno delantero.

Cuando la rueda trasera se levanta, Razgatlioglu reduce la presión a 2-3 bares, manteniendo el equilibrio. A continuación, mete la primera marcha y, por último, utiliza el freno trasero para recuperar el contacto con el suelo.

El padre de Toprak también era doble de acción, el famoso Arif Razgatlioglu, apodado "Tek Terek Arif" (Arif de una rueda) por su habilidad para pilotar con la rueda delantera despegada del suelo.

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Las paradas son posibles gracias a los ligeros componentes de freno Brembo y a las llantas Marchesini. Un par de llantas de magnesio forjado de 17 pulgadas pesa sólo 6 kg, mientras que un juego de pinzas monobloque de 4 pistones pesa sólo 1,5 kg, al estar mecanizadas a partir de un único bloque de aluminio.

Como es evidente, realizar un stoppie requiere una acción decisiva sobre el freno delantero, mientras se ignora el freno trasero. La posición del cuerpo del piloto también es crucial, con los codos relajados y las rodillas casi pegadas al depósito de combustible.

A medida que pasan los segundos, la presión sobre el freno delantero se reduce gradualmente para evitar el vuelco hacia delante. Durante esta fase, la rueda trasera está despegada del suelo, y sólo cuando comienza a descender entra en acción el freno trasero.

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Aplicar el freno trasero demasiado pronto durante una parada bloquearía la rueda trasera, rompiendo el equilibrio entre el piloto y la moto. Inclinar el torso demasiado hacia delante también es un error, ya que desviaría el centro de gravedad general.

En Superbike, los pilotos aplican una fuerza de unos 7,2 kg o 6,5 kg sobre la maneta de freno, dependiendo del diámetro de la bomba utilizada, frente a los 5,4 kg de presión necesarios para las zonas de frenado más duras del campeonato.

Como era de esperar, un stoppie no requiere una energía intensa, ya que el frenado se produce a velocidades relativamente bajas. Lo más importante es un buen par de frenado, que es directamente proporcional al radio efectivo del disco, el coeficiente de fricción y la fuerza de apriete (la fuerza ejercida por la pinza).

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Naturalmente, una bomba de freno eficiente es esencial para un frenado sensible y modulado. Gracias a la experiencia de Brembo en el diseño de componentes hidráulicos, cinemáticos y ergonómicos, sus bombas de freno son conocidas por su linealidad entre la fuerza aplicada y la respuesta de frenado.

En cualquier caso, realizar un stoppie no es especialmente perjudicial para el sistema de frenos de una moto de pista, ya que suele hacerse en el pit lane. La velocidad relativamente baja durante el regreso a boxes garantiza que las pastillas y el líquido de frenos no se calienten en exceso, evitando así el estrés térmico en el sistema.

Sin embargo, estas maniobras no siempre son bien recibidas por algunos jefes de equipo. No tanto por el riesgo de dañar los componentes mecánicos -aunque existe la preocupación de que el aceite se desplace dentro del motor- sino por la posibilidad de que un piloto se caiga, sufra una lesión tonta, rompa algunas piezas de la moto o incluso haga el ridículo en televisión en directo.

No es casualidad que entre todas las acrobacias posibles con motos, el stoppie se considere una de las más peligrosas, ya que el piloto no puede seguir visualmente su progreso. Por este motivo, Brembo desaconseja encarecidamente intentar emular o reproducir esta proeza, ya sea en la vía pública o en circuito.