El Campeonato Mundial de Superbikes desembarca en Estados Unidos: del 12 al 14 de julio, 2019 el Laguna Seca Raceway acoge el 9° Round del Mundial. Situado en la península de Monterey, a unos 150 km de San Francisco, el circuito fue inaugurado el 9 de noviembre de 1957 con una carrera ganada por un Ferrari 500 TR.
La pista ha sido modificada 6 veces desde su creación, pero la última versión dura desde 1996.
Los cambios continuos de pendiente son su elemento característico, empezando por el célebre Sacacorchos (The Corkscrew), una rápida izquierda-derecha con un desnivel de 18 metros en tan solo 137 metros de longitud de pista. Prácticamente, como si las motos se lanzaran de un edificio de 5 plantas.
La extrema tortuosidad de la pista y la ausencia de rectas largas impide que las Superbikes alcancen velocidades próximas a los 270 km/h, que, en cambio, se superan en todas las otras 12 pistas del Mundial.
Esto se traduce en muchas frenadas de escasa magnitud, con la excepción de la segunda curva, la única donde los frenos actúan durante más de 4 segundos. Según los técnicos de Brembo, que trabajan en estrecha colaboración con 15 pilotos del Mundial de Superbikes, el Laguna Seca Raceway es un circuito medianamente exigente para los frenos.
En una escala de 1 a 5 se le ha atribuido un índice de dificultad 3, igual que él de las pistas que acogerán el próximo Round, es decir Portimão.