Después de unos 40 días de descanso, el Campeonato del Mundo de Superbike recomienza con las dos carreras de la 9ª cita prevista para el 19 y el 20 de agosto en Lausitzring (Alemania).
Este circuito, construido a finales de los años noventa, sobre una antigua mina de carbón abandonada, se encuentra en la ciudad de Schipkau, a sesenta quilómetros de Dresden, en la antigua Alemania del Este.
Sin embargo, la empresa Dekra, que acaba de comprarlo, ha decidido transformarlo en un centro de pruebas justo después de la celebración de estas dos carreras.
El circuito destinado a las Superbikes debutó en 2001, tiene una longitud de 4,265 km y sus rectas no miden más de 700 metros: tiene 14 curvas, 8 de ellas a la izquierda.
La lluvia es una variable frecuente durante los fines de semana de carreras: el año pasado llovió durante la Superpole1 del sábado y el día después en la Carrera2, lo que hizo que la temperatura del aire bajara a 12 grados.
El problema no afecta a los discos de acero, ya que, por reglamento, no pueden contener un porcentaje de carbono superior al 2% del peso total. Sin embargo, sí que podrían vitrificarse las pastillas Z04 Brembo si los pilotos no consiguen alcanzar la temperatura mínima de funcionamiento.
Según los técnicos Brembo que trabajan en estrecha colaboración con 17 pilotos del Mundial de Superbike, el Lausitzring es un circuito mediamente difícil para los frenos. En una escala de 1 a 5 se le ha atribuido un índice de dificultad 3, igual que él de las pistas de Portimão y Losail.