Sin embargo, por lo que respecta al concepto de pinza con fijación radial será necesario esperar hasta 1998. Y Valentino fue precisamente uno de los primeros en probar, durante el invierno de 1998, la pinza Brembo destinada a revolucionar los sistemas de frenos, y en competir con ella montada en su Aprilia 250.
Mecánicamente, el acoplamiento radial permite una mayor rigidez de la pinza que, al seguir en la fase de rotación a la del disco, está sujeta a menor estrés mecánico y, por consiguiente, a menor deformación. La fijación radial, además, permite oponer una resistencia al momento de torsión notablemente mayor que la que ofrece la pinza axial, precisamente porque reduce al mínimo las deformaciones elásticas que absorben energía al sistema de frenos.
Aprovechando la fijación en la horquilla —el llamado pie— la pinza radial hace que todo el sistema de frenos esté más rígido (no solo la pinza) lo que comporta una notable mejora de las prestaciones. La nueva concepción de pinza, junto con la mejor posición de las pastillas con respecto al disco, transmite al piloto una mayor sensibilidad en la frenada y también permite aumentar, con suma facilidad, el diámetro del disco de freno. Desde entonces, the Doctor ha permanecido fiel a las pinzas radiales; primero en 250, luego en 500 y, ahora, en MotoGP.
De hecho, cuando pasó a la clase reina en 2000, Brembo ya estaba produciendo modelos radiales específicos para su Honda. La marca japonesa las había solicitado después de haber visto las enormes ventajas que tuvo Suzuki en 1999.