Desde el 26 hasta el 29 de mayo en el circuito ciudadano de Mónaco se disputa la 6ª cita del Mundial 2016 de Fórmula 1. El trazado histórico que pasa por las calles del Principado de Mónaco es uno de los magníficos 4 utilizados en la primera edición del Campeonato del Mundo de F.1, en 1950, y que sigue utilizándose en la actualidad.
En el curso del tiempo las modificaciones han sido pocas, hasta la última en 2015 del Tabac que llevó su longitud a 3.337 metros. Una distancia bastante corta, pues es casi un kilómetro más corto que el segundo trazado más corto del Mundial, él de México. El circuito de Mónaco crea bastantes problemas a los frenos de los monoplaza. El trazado tortuoso y la escasa adherencia a menudo obligan a los pilotos a controlar el coche utilizando el freno, con efectos negativos para la temperatura de las pinzas y del fluido de los frenos.
A menudo, en el pasado, en esta carrera los equipos tenían problemas de recalentamiento del sistema y de vapour lock (fenómeno que causa un aumento de la temperatura del fluido de los frenos hasta llegar a la ebullición dentro de la pinza) con consiguiente alargamiento de la carrera del pedal al frenar lo cual a menudo obligaba a retirarse cuando no causaba un accidente: en el GP Mónaco de 1990 Derek Warwick e Ivan Capelli se vieron obligados a retirarse precisamente debido a problemas con los frenos, si bien ninguno de los dos utilizara sistemas Brembo.
El trabajo realizado por los técnicos de Brembo para enfriar los frenos ha disminuido estos problemas, si bien sigue siendo necesario prestar especial atención al control de las temperaturas durante el fin de semana de carreras. Según los técnicos de Brembo, que clasifican las 21 pistas del Mundial en una escala de 1 a 10, el Circuito de Mónaco cabe en la categoría de los circuitos medianamente arduos para los frenos. La pista de Mónaco se apunta un índice de dificultad 7, igual que él de la otra pista ciudadana de Melbourne.