Personalización, telemetría y mantenimiento
En función de las necesidades específicas del coche, cada equipo define —junto a los técnicos Brembo— la relación peso/rigidez óptima que deberán tener las pinzas de freno.
Las sofisticadas metodologías de diseño de Brembo permiten diseñar, para cada equipo, un modelo de pinza de freno para cada equipo que le permita optimizar la relación peso/rigidez deseada.
En este contexto, algunos equipos prefieren pinzas más ligeras, mientras que otros optan por soluciones más conservadoras que ofrecen mayor rigidez, pero pesan más.
Un equilibrio delicado que hace que Brembo desarrolle el sistema de frenos de cada escudería de forma separada y completamente autónoma.
Una vez elegido el tipo de pinza, el equipo suele mantenerla durante toda la temporada y la emplea en todos los circuitos, tanto en los circuitos más exigentes como en los menos exigentes para el sistema de frenos, y para los dos pilotos. En los circuitos con un elevado número de frenadas en secuencia, la temperatura de la pinza alcanza 200 grados centígrados.
Gracias a los sensores, los equipos conocen la temperatura de los discos y de las pinzas en todo momento: de esta manera pueden calcular el desgaste del disco y de la pastilla. Sobre la base de estos datos, se envía información al piloto para la posible variación del balance de los frenos: esta información se trasmite cuando se detectan anomalías imprevistas.
Brembo suministra a cada equipo una media de 10 a 15 set de pinzas: con esta cantidad pueden hacer frente con total seguridad a posibles accidentes y a la falta de disponibilidad de algunos juegos por motivos de revisión.
La vida útil de una pinza de Fórmula 1 no supera los 10.000 km, durante los cuales hay previstas revisiones periódicas que Brembo realiza directamente en sus departamentos de producción. Sin embargo, por lo que respecta al material de fricción, cada equipo consume de 140 a 240 discos y hasta 480 pastillas durante la temporada.